TEXTOS SOBRE LA REVOLUCIÓN CUBANA
A- CASTRO: “LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ”
".Dije que las segundas razones en que se basaba nuestra posibilidad de éxito eran de orden social, porque teníamos la seguridad de contar con el pueblo.
Cuando hablamos de pueblo no entendemos por tal a los sectores acomodados y conservadores de la nación, a los que viene bien cualquier régimen de opresión, cualquier dictadura, cualquier despotismo, postrándose ante el amo de turno hasta romperse la frente contra el suelo. Entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, la gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor y más digna y más justa; la que está movida por ansias ancestrales de justicia por haber padecido la injusticia y la burla generación tras generación, la que ansía grandes y sabias transformaciones en todos los órdenes y está dispuesta a dar para lograrlo, cuando crea en algo o en alguien, sobre todo cuando crea suficientemente en sí misma, hasta la última gota de sangre.
La primera condición de la sinceridad y de la buena fe en un propósito, es hacer precisamente, lo que nadie hace, es decir, hablar con entera claridad y sin miedo. Los demagogos y los políticos de profesión obran el milagro de estar bien en todo y con todos, engañando necesariamente a todos en todo. Los revolucionarios han de proclamar sus ideas valientemente, definir sus principios y expresar sus intenciones para que nadie se engañe, ni amigos ni enemigos.
Nosotros llamarnos pueblo si de lucha se trata, a los seiscientos mil cubanos que están sin trabajo deseando ganarse el pan honradamente, sin tener que emigrar de su patria en busca de sustento; a los
quinientos mil obreros del campo que habitan en los bohíos miserables, que trabajan cuatro meses en el año y pasan hambre el resto compartiendo con sus hijos la miseria, que no tienen una pulgada de tierra para sembrar y cuya existencia debiera mover más a compasión si no hubiera tantos corazones de piedra; a los cuatrocientos mil obreros industriales y braceros cuyos retiros, todos, están desfalcados, cuyas conquistas les están arrebatando, cuyas viviendas son las infernales habitaciones de las cuarterías, cuyos salarios pasan de las manos del patrón a las del garrotero, cuyo futuro es la rebaja y el despido, cuya vida es el trabajo perenne y cuyo descanso es la tumba; a los cien mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es la suya, contemplándola siempre tristemente como Moisés a la tierra prometida, para morirse sin llegar a poseerla, que tienen que pagar por sus parcelas -como siervos feudales- una parte de sus productos, que no pueden amarlas, ni mejorarlas, ni embellecerlas, plantar un cedro o un naranjo, porque ignoran el día en que vendrá un alguacil con la guardia rural a decirles que tienen que irse; a los treinta mil maestros y profesores tan abnegados, sacrificados y necesarios al destino mejor de las futuras generaciones y que tan mal se les trata y se les paga; a los veinte mil pequeños comerciantes abrumados de deudas, arruinados por la crisis y rematados por una plaga de funcionarios venales y filibusteros; a los diez mil profesionales jóvenes: médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, pedagogos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, pintores, escultores, etc., que salen de las aulas con sus títulos, deseosos de lucha y llenos de esperanza, para encontrarse en un callejón sin salida, cerradas todas las puertas, sordas al clamor y a la súplica.
¡Ese es el pueblo, el que sufre todas las desdichas y es por tanto capaz de pelear con todo el coraje! A ese pueblo cuyos caminos están empedrados de engaños y falsas promesas no le íbamos a decir: "te vamos a dar, sino: ¡Aquí tienes, lucha ahora con todas tus fuerzas para que sea tuya la libertad y la felicidad!"
En el sumario de esta causa han de constar las cinco leyes revolucionarias que habrían sido proclamadas inmediatamente después de tomar el cuartel de Moncada y divulgadas por radio a la Nación...
La primera ley revolucionaria devolvía al pueblo la soberanía y proclamaba la Constitución de 1940 como la verdadera ley suprema del Estado, en tanto el pueblo decidiese modificarla o cambiarla. .
La segunda ley revolucionaria concedía la propiedad inembargable e intransferible de la tierra a todos los colonos, subcolonos, arrendatarios, parceros y precaristas que ocupasen parcelas de cinco o menos caballerías de tierra, indemnizando el Estado a sus anteriores propietarios en base de la renta que devengarían por dichas parcelas en un promedio de diez años.
La tercera ley revolucionaria otorgaba a los obreros y empleados el derecho de participar del treinta por ciento de las utilidades en todas las grandes empresas industriales, mercantiles y mineras, incluyendo centrales azucareras. Se exceptuaban las empresas meramente agrícolas en consideración a otras leyes de orden agrario que debían implantarse.
La cuarta ley revolucionaria concedía a todos los colonos el derecho a participar del cincuenta por ciento del rendimiento de la caña y la cuota mínima de cuarenta mil arrobas a todos los pequeños colonos quo llevasen tres años o más de establecidos.
La quinta ley revolucionaria ordenaba la confiscación de todos los bienes a todos los malversadores de todos los gobiernos y a sus causahabientes y herederos en cuanto a bienes percibidos por testamento o
abintestato de procedencia mal habida, mediante tribunales especiales con facultades plenas de acceso a todas las fuentes de investigación, de intervenir a tales efectos las compañías anónimas inscriptas en el país, o que operen en él, donde puedan ocultarse bienes malversados, y de solicitar de los gobiernos extranjeros extradición de personas y embargo de bienes. La mitad de los bienes recobrados pasarían a engrosar las cajas de los retiros obreros y la otra mitad a los hospitales, asilos y casas de beneficencia.
Se declaraba, además, que la política cubana en América sería de estrecha solidaridad con los pueblos democráticos del Continente y que los perseguidos políticos de las sangrientas tiranías que oprimen a naciones hermanas, encontrarían en la patria de Martí, no como hoy, persecución, hambre y traición, sino asilo generoso, hermandad y pan. Cuba debía ser baluarte de la libertad y no eslabón vergonzoso de despotismo.
Estas leyes serían proclamadas en el acto y a ellas seguirían, una vez terminada la contienda y previo estudio minucioso de su contenido y alcance, otra serie de leyes y medidas también fundamentales como la Reforma Agraria, la Reforma Integral de la Enseñanza, y la Nacionalización del Trust Eléctrico y el Trust Telefónico, devolución al pueblo del exceso ilegal que han estado cobrando en sus tarifas y pago al fisco de todas las cantidades que han birlado a la Hacienda Pública.
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.El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política.
Quizás luzca fría y teórica esta exposición si no se conoce la espantosa tragedia que está viviendo el país en estos seis órdenes, sumada a la humillante opresión política.
El 85% de los pequeños agricultores cubanos están pagando renta y viven bajo la perenne amenaza del desalojo de sus parcelas. Más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas, están en manos extranjeras en Oriente, que es la provincia más ancha (las tierras de la United Fruit Company y la West Indian, unen la costa norte con la costa sur). Hay doscientas mil familias campesinas que no tienen una vara de tierra donde sembrar una vianda para sus hambrientos hijos; y, en cambio, permanecen sin cultivar en manos de poderosos intereses, cerca de trescientas mil caballerías de tierras productivas. Si Cuba es un país eminentemente agrícola, si su población es en gran parte campesina, si la ciudad depende del campo, si el campo hizo la independencia, si la grandeza y prosperidad de nuestra Nación dependen de un campesinado saludable y vigoroso que ame y sepa cultivar la tierra, de un Estado que lo proteja y oriente, ¿cómo es posible que continúe este estado de cosas?
Salvo unas cuantas industrias alimenticias, madereras y textiles, Cuba sigue siendo una factoría productora de materias primas. Se exporta azúcar para importar caramelos, se exportan cueros para importar zapatos, se exporta hierro para importar arados... Todo el mundo está de acuerdo en que la necesidad de industrializar el país es urgente, que hacen falta industrias metalúrgicas, industrias de papel, industrias químicas; que hay que mejorar las crías, los cultivos, la técnica y elaboración de nuestras industrias alimenticias, para que puedan resistir la competencia ruinosa que hacen las industrias europeas de queso, leche condensada, licores y aceites y las conservas norteamericanas; que necesitamos barcos mercantes, que el turismo podría ser una enorme fuente de riquezas; pero los poseedores del capital exigen que los obreros pasen bajo las horcas caudinas, el Estado se cruza de brazos y la industrialización espera para las calendas griegas
Tan grave o peor es el problema de la vivienda. Hay en Cuba doscientos mil bohíos y chozas; cuatrocientas mil familias del campo y de la ciudad viven hacinadas en barracones, cuarterías y solares sin las más elementales condiciones de higiene y salud; dos millones doscientas mil personas de nuestra población urbana pagan alquileres que absorben entre un quinto y un tercio de sus ingresos; y dos millones ochocientos mil de nuestra población rural y suburbana carecen de luz eléctrica Aquí ocurre lo mismo: si el Estado se propone rebajar los alquileres, los propietarios amenazan con paralizar todas las construcciones; si el Estado se abstiene, construyen, mientras puedan percibir un tipa elevado de renta, después no colocan una piedra más aunque el resto de la población viva a la intemperie; otro tanto hace el monopolio eléctrico: extiende las líneas hasta el punto donde pueda percibir una utilidad satisfactoria, a partir de allí no le importa que las personas vivan en las tinieblas por el resto de sus días. El Estado se cruza de brazos y el pueblo sigue sin casas y sin luz.
Nuestro sistema de enseñanza se complementa perfectamente con todo lo anterior en un campo donde el guajiro no es dueño de la tierra ¿para qué quieren escuelas agrícolas? En una ciudad donde no hay industrias ¿para qué se quieren escuelas técnicas o industriales? Todo está dentro de fa misma lógica absurda: no hay ni una cosa ni otra. En cualquier pequeño país de Europa existen más de doscientas escuelas técnicas y de artes industriales; en Cuba, no pasan de seis, y los muchachos salen con sus títulos sin tener donde emplearse. A las escuelitas públicas del campo asisten descalzos, semidesnudos y desnutridos menos de la mitad de los niños en edad escolar, y muchas veces es el maestro el que tiene que adquirir con su propio sueldo el material necesario. ¿Es así como puede hacerse una patria grande?
De tanta miseria sólo es posible librarse con la muerte; y a eso sí los ayuda el Estado: a morir. El noventa por ciento los niños del campo está devorado por parásitos que se les filtran desde la tierra por las unas de los pies descalzos. La sociedad se conmueve ante la noticia del secuestro o el asesinato de una criatura, pero permanece criminalmente indiferente ante el asesinato en masa que se comete en tantos miles y miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos, agonizando entre los estertores del dolor y cuyos ojos inocentes -ya en ellos el brillo de la muerte- parecen mirar hacia lo infinito como pidiendo perdón por el egoísmo humano y por que no caiga sobre los hombres la maldición de Dios.
Y cuando un padre de familia trabaja cuatro meses al año ¿con qué puede comprar ropa y medicinas a sus hijos? Crecerán raquíticos, a los treinta años no tendrán una pieza sana en la boca, habrán oído diez millones de discursos y morirán al fin de miseria y decepción. El acceso a los hospitales del Estado, siempre repletos, sólo es posible mediante la recomendación de un magnate político que le exigirá al desdichado su voto y el de su familia para que Cuba siga siempre igual o peor.
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Nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres, y primero se hundirá la Isla en el mar, antes que consintamos en ser esclavos de nadie.
Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta!
Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron
a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, que sería de tí si hubieran dejado morir al Apóstol!
Termino mi defensa, pero no lo haré como hacen siempre los letrados, pidiendo la libertad del defendido; no puedo pedirla cuando mis compañeros están sufriendo ya en Isla de Pinos ignominiosa prisión.
Enviadme junto a ellos a compartir su suerte, pues es concebible que los hombres honrados estén muertos o presos en una república donde está de Presidente un criminal y un ladrón.
A los señores magistrados, mi sincera gratitud por haberme permitido expresarme libremente, sin mezquinas coacciones; no os guardo rencor, reconozco que en ciertos aspectos habéis sido humanos y sé que el Presidente de este Tribunal, hombre de limpia vida, no puede disimular su repugnancia por el estado de cosas reinante que lo obliga a dictar un fallo injusto.
Queda todavía a la Audiencia un problema más grave: ahí están las causas iniciadas por los setenta asesinatos, es decir, la mayor masacre que hemos conocido; los culpables siguen libres, con un arma en la mano que es amenaza perenne para la vida de los ciudadanos; si no cae sobre ellos todo el peso de la ley, por cobardía o por que se lo impidan, y no renuncian en pleno todos los magistrados, me apiado de vuestras honras y compadezco la mancha sin precedentes que caerá sobre el Poder Judicial.
En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos.
¡Condenadme! ¡No importa! ¡La Historia me absolverá!"
(Tomado de D Elía, “Historia Contemporánea”, Tomo II, E.B.O. )
Ejercicios
1- ¿Quién es el “pueblo” para Fidel Castro?
2- Realiza una breve síntesis de las cinco medidas revolucionarias que pertenecen al programa revolucionario.
3- Realiza seis columnas, una con cada uno de los problemas de Cuba (tierra, industrialización, vivienda, desempleo, educación y salud). Llena las columnas con la información que te da el texto.
b- Cuba, Estados Unidos y la URSS según Hobsbawm
“[…] Aunque radical, ni Fidel ni sus camaradas eran comunistas, ni (a excepción de dos de ellos) admitían tener simpatías marxistas de ninguna clase. De hecho, el Partido Comunista cubano, el único partido comunista de masas en América Latina aparte del chileno, mostró poca simpatías hacia Fidel hasta que algunos de sus miembros se le unieron bastante tarde en su campaña. Las relaciones entre ellos eran glaciales. Los diplomáticos estadounidenses y sus asesores políticos discutían continuamente si el movimiento era o no pro comunista -si lo fuese, la CIA, que en 1954 había derrocado un gobierno reformista en Guatemala, sabría qué hacer-, pero decidieron finalmente que no lo era.
Sin embargo, todo empujaba al movimiento castrista en dirección al comunismo, desde la ideología revolucionaria general de quienes estaban prestos a sumarse a insurrecciones armadas guerrilleras, hasta el apasionado anticomunismo del imperialismo estadounidense en la década del senador Mc Carthy, que hizo que los rebeldes antiimperialistas latinoamericanos miraran a Marx con más simpatía. La guerra fría hizo el resto. Si el nuevo régimen se oponía a los Estados Unidos, y seguramente se opondría aunque sólo fuera amenazando las inversiones estadounidenses en la isla, podía confiar en la segura simpatía y el apoyo de su gran antagonista. Además, la forma de gobernar de Fidel, con monólogos informales ante millones de personas, no era un modo adecuado para regir ni siquiera un pequeño país o una revolución por mucho tiempo. Incluso el populismo necesita organización. El Partido Comunista era el único organismo del bando revolucionario que podía proporcionársela. Los dos se necesitaban y acabaron convergiendo. Sin embargo, en marzo de 1960, mucho antes de que Fidel descubriera que Cuba tenía que ser socialista y que él mismo era comunista, aunque a su manera, los Estados Unidos habían decidido tratarle como tal, y se autorizó a la CIA a preparar su derrocamiento (Thomas, 1971, p. 271). En 1961 lo intentaron mediante una invasión de exiliados en Bahía Cochinos, y fracasaron.”
(Hobsbawm, Eric, “Historia del siglo XX”, pág.438, Ed Crítica)
Ejercicios
1- ¿Cuáles son las razones que da el historiador para que Fidel se inclinara hacia el Partido Comunista y la URSS?
2- ¿Qué relación hay entre esta decisión y la Guerra Fría?
C- EL “CHE” Y LA REVOLUCIÓN
“Para el desarrollo y profundización de nuestra ideología –dice al respecto el Che- el imperialismo ha sido un factor muy importante; cada golpe que nos daba precisaba una respuesta; cada vez que reaccionaban los yanquis con su soberbia habitual, tomando algunas medidas contra Cuba, nosotros teníamos que tomar la contramedida necesaria y de esta manera iba profundizándose la revolución.”
(Tomado de Gérard Pierre- Charles, “Génesis de la revolución cubana”)
Ejercicios
1- Según el Che ¿De qué manera se profundizaba la revolución?
2- ¿A qué se refiere cuando dice “cada golpe que nos daba precisaba una respuesta”?
3- Compara la postura de los dos últimos textos: el de Hobsbawm y el de Guevara.
SITUACIÓN DE CUBA ANTES DE LA REVOLUCIÓN EN CIFRAS
A- Participación del azúcar en las exportaciones de Cuba
1914 54%
1927 88%
B- Producción de los ingenios norteamericanos en la producción de azúcar.
1906 15%
1920 48%
1928 75%
C- Origen de los ingenios. 1925: 175 total
Norteamericanos 75
Cubano- norteamericanos 14
Canadienses 10
Cubanos 76
D- Relación comercial entre Cuba y Estados Unidos
60% de las exportaciones cubanas hacia Estados Unidos
80% de las importaciones cubanas provenían de Estados Unidos
E- Participación del capital norteamericano en Cuba
Producción azucarera 60,3%
Energía eléctrica 90%
Ferrocarriles 50%
Explotación de recursos mineros: manganeso, hierro, cobre y niquel Monopolio
Ejercicios
1- Saca conclusiones sobre cada uno de los cuadros (expresa con tus palabras lo que significan).
2- Realiza una relación entre los cuadros A, B y C.
3- Después de leer todos los cuadros ¿Cuáles son los grandes problemas económicos que tiene Cuba?
4- ¿Qué tipo de relación económico tenía Cuba con Estados Unidos?
martes, 12 de octubre de 2010
martes, 5 de octubre de 2010
Primera Guerra Mundial
PRIMERA GUERRA MUNDIAL
“Al comenzar el verano de 1914, Europa vivía el esplendor de la Belle Époque. Nunca habían gozado sus habitantes de una mejor calidad de vida, de mayores libertades individuales y colectivas, de una economía tan próspera, de un optimismo tan abrumador ante los avances materiales de la ciencia y los progresos del espíritu humano. Había, ciertamente, desigualdades sociales, injusticia y explotación, incluso miseria en las capas menos favorecidas de la población. Y todo ello se traducía en conflictos sociales y políticos. Pero el orgullo de poseer una civilización superior a todas, de profesar la religión verdadera, de ser moralmente superiores, estaba muy presentes en los europeos y animaba su afán de dominar y colonizar otros espacios planetarios. Desde luego, para explotar sus recursos económicos y disfrutar de su mano de obra esclavizada, pero también -eso creía firmemente la mayoría- para llevar a los pueblos subyugados las luminarias de la civilización y el progreso y el consuelo de la fe cristiana.”
Pechorromán, J.G. “Magnicidio en Sarajevo. El pretexto.” En: “La aventura de la Historia”, número 69, 2004, pág.24
“(…) Ocurrió así, entre otras mil cosas, porque aquella Europa en paz y bien alimentada, se aburría. Wiston Churchill escribiría: “Satisfecha por la prosperidad material, las naciones se deslizaban impacientes hacia la guerra”. Una guerra que todos esperaban ganar.”
Solar, D., “No se quiso la paz ¡A sangre y fuego!” en: “La aventura de la Historia”, número 69, 2004, pág. 30.
“Lo que no calculó ninguno de los que la desencadenaron es que el mundo entero iba a quedar involucrado en una catástrofe de magnitudes inimaginables. Inmediatamente comenzó a combatirse en el este y en el oeste, en África y en el mar… Y, en otoño, Turquía se añadió a la refriega, iniciando operaciones contra Rusia y Egipto. Y todo empeoraría a partir de 1915, cuando Italia declaró la guerra a Austria-Hungría; cuando los anglofranceses atacaron Turquía en los Dardanelos; cuando canadienses, sudafricanos, neozelandeses, australianos y tropas procedente de todas las colonias británicas y francesas llegaron a Europa a pelear por sus metrópolis; cuando los árabes se lanzaron contra los turcos; cuando los submarinos alemanes declararon la guerra a todos cuanto traficaran con sus enemigos y, finalmente, en 1917 cuando los norteamericanos declararon la guerra a la Alianza.”
Solar, D., “No se quiso la paz ¡A sangre y fuego!” en: “La aventura de la Historia”, número 69, 2004, Págs. 30 y 31.
1- Realiza dos columnas: en una coloca las causas de la Primera Guerra Mundial y en la segunda coloca las características de la guerra extraída de los textos anteriores.
NOVEDADES EN LA GRAN GUERRA
Las mujeres en la guerra
La formidable movilización realizada por los países beligerantes convirtió a las mujeres en la primera fuerza de la retaguardia: fueron enfermeras – el 90 por 100 del personal de los hospitales- policías, oficinistas, conductoras de metro y autobús y, sobre todo, obreras en las fábricas. En 1918 trabajaban en Gran Bretaña 1.300.000 mujeres más que antes de la guerra, 700.000 de ellas ocupando puestos laborales que habían pertenecido a hombres, y otro tanto ocurría en Francia y en Alemania. Sólo en Berlín y en la industria de uniformes militares trabajaban 25.000 obreras. En el campo, su trabajo fue vital para la supervivencia de todos. Su decisiva participación en la guerra constituyó un extraordinario avance en la lucha por la igualdad de derechos.
¡Alarma, gas!
El 22 de abril de 1915, durante la batalla de Ypres, la artillería alemana comenzó a disparar granadas que no reventaban las trincheras, sino que despedían un humo amarillento... Era cloro... Dos divisiones aliadas se dispersaron, pero los militares germanos, tan sorprendidos por el resultado como los aliados, no aprovecharon la sorpresa. Cinco meses después, también los británicos comenzaron a emplear gases. Y se sucedieron los venenos: fosgeno, difosgeno, cloropicrina, ácido cianídrico, gas mostaza... Eran lacrimógenos, quemaban la piel y los pulmones, actuaban sobre el sistema central, paralizaban a los combatientes... Y, con ellos, se generalizó el empleo de máscaras antigás entre los combatientes. Su importancia psicológica fue enorme, su utilidad militar, pequeña.
Tanques y aviones
Una de las innovaciones de la guerra fue el empleo de aviones. Poco antes hubiera sido inimaginable que Alemania pudiera bombardear Inglaterra y, sin embargo, llegaron a realizar incursiones con 33 aparatos... escaso número, de cualquier forma, cuando contaba con unos 4.000 aparatos. Había escasa confianza en la aviación, aunque prestó importantes servicios de información y se convirtió en una especie de caballería volante para perseguir al enemigo en retirada. El tanque lo inventaron los ingleses para superar el fuego de las ametralladoras alemanas y debe su nombre al secreto de los fabricantes, que pedían chapa para tanques de agua o combustible. Fueron importantes en 1os primeros momentos, pero pasada 1a sorpresa se revelaron lentos, voluminosos, torpes en los enjambres de embudos de los campos de batalla y muy vulnerables ante el fuego de la artillería.
Las trincheras
La característica militar más llamativa de la Gran Guerra fueron las trincheras. Los alemanes pensaron que sería una veloz guerra de movimientos: desde el 5 de agosto de 1914 al 6 de septiembre avanzaron desde la frontera belga hasta el Marne, 250 kilómetros victoriosos que ponían París a su alcance. Ahí se paró la carrera y comenzó el espanto de las trincheras: durante cuatro años, millones de hombres combatieron como topos sobre un territorio de menos de 50.000 kilómetros cuadrados.
Nunca antes ni después tan escasa porción de tierra fue regada por tanta sangre, golpeada por tanta metralla, cruzada por tantas trincheras... Los zapadores removieron más de 300 millones de metros cúbicos de tierra para excavar 200.000 kilómetros de trincheras... donde se enterraron cuatro millones de vidas.
Solar, D., “No se quiso la paz ¡A sangre y fuego!” en: “La aventura de la Historia”, número 69, 2004, Págs. 38 y 39.
La guerra psicológica
Las privaciones (hubo tal falta de alimentos que se recurrió al racionamiento) y los sufrimientos de una guerra tan dura y tan larga, provocaron un gran malestar que estalló en motines entre las tropas o huelgas en la retaguardia, sobre todo a partir del año 1917.
Los gobiernos recurrieron a diversos medios para mantener el espíritu de guerra y evitar la desmoralización o el estallido de una revolución popular: una fuerte censura sobre la prensa e incluso sobre la correspondencia de los soldados, la formación de gobiernos con representantes de todos los partidos políticos, la prohibición de huelgas o manifestaciones pacifistas, unas campañas de propaganda de exaltación nacionalista en la prensa, la radio o carteles publicitarios, una dura disciplina militar, etc.
El papel de la mujer.
La falta de mano de obra debido a que muchos obreros y campesinos fueron movilizados, obligó a recurrir al trabajo de la mujer. Además de movilizarlas para el frente en servicios de la Cruz Roja, entraron en las fábricas de armamento (munitionettes), en los transportes, en el trabajo del campo (Women's Land Army, en la Gran Bretaña), etc.
La guerra inició el cambio de viejas estructuras sociales por lo que la mujer consiguió una mayor responsabilidad en el trabajo y una mayor independencia. Esto dio una gran fuerza a los movimientos sufragistas (suffragettes) que obtuvieron importantes éxitos (derecho al voto de la mujer: en la URSS, 1917; en Gran Bretaña, 1918; en Alemania y Austria, 1919; en Bélgica, 1920…)
Tiempo 3 Ciencias Sociales, Editorial Vinvens Vives, pág,204
1- Realiza una lista con las novedades de la Primera Guerra Mundial.
2- ¿Cuál de ellas te impactó más? ¿Por qué?
“Al comenzar el verano de 1914, Europa vivía el esplendor de la Belle Époque. Nunca habían gozado sus habitantes de una mejor calidad de vida, de mayores libertades individuales y colectivas, de una economía tan próspera, de un optimismo tan abrumador ante los avances materiales de la ciencia y los progresos del espíritu humano. Había, ciertamente, desigualdades sociales, injusticia y explotación, incluso miseria en las capas menos favorecidas de la población. Y todo ello se traducía en conflictos sociales y políticos. Pero el orgullo de poseer una civilización superior a todas, de profesar la religión verdadera, de ser moralmente superiores, estaba muy presentes en los europeos y animaba su afán de dominar y colonizar otros espacios planetarios. Desde luego, para explotar sus recursos económicos y disfrutar de su mano de obra esclavizada, pero también -eso creía firmemente la mayoría- para llevar a los pueblos subyugados las luminarias de la civilización y el progreso y el consuelo de la fe cristiana.”
Pechorromán, J.G. “Magnicidio en Sarajevo. El pretexto.” En: “La aventura de la Historia”, número 69, 2004, pág.24
“(…) Ocurrió así, entre otras mil cosas, porque aquella Europa en paz y bien alimentada, se aburría. Wiston Churchill escribiría: “Satisfecha por la prosperidad material, las naciones se deslizaban impacientes hacia la guerra”. Una guerra que todos esperaban ganar.”
Solar, D., “No se quiso la paz ¡A sangre y fuego!” en: “La aventura de la Historia”, número 69, 2004, pág. 30.
“Lo que no calculó ninguno de los que la desencadenaron es que el mundo entero iba a quedar involucrado en una catástrofe de magnitudes inimaginables. Inmediatamente comenzó a combatirse en el este y en el oeste, en África y en el mar… Y, en otoño, Turquía se añadió a la refriega, iniciando operaciones contra Rusia y Egipto. Y todo empeoraría a partir de 1915, cuando Italia declaró la guerra a Austria-Hungría; cuando los anglofranceses atacaron Turquía en los Dardanelos; cuando canadienses, sudafricanos, neozelandeses, australianos y tropas procedente de todas las colonias británicas y francesas llegaron a Europa a pelear por sus metrópolis; cuando los árabes se lanzaron contra los turcos; cuando los submarinos alemanes declararon la guerra a todos cuanto traficaran con sus enemigos y, finalmente, en 1917 cuando los norteamericanos declararon la guerra a la Alianza.”
Solar, D., “No se quiso la paz ¡A sangre y fuego!” en: “La aventura de la Historia”, número 69, 2004, Págs. 30 y 31.
1- Realiza dos columnas: en una coloca las causas de la Primera Guerra Mundial y en la segunda coloca las características de la guerra extraída de los textos anteriores.
NOVEDADES EN LA GRAN GUERRA
Las mujeres en la guerra
La formidable movilización realizada por los países beligerantes convirtió a las mujeres en la primera fuerza de la retaguardia: fueron enfermeras – el 90 por 100 del personal de los hospitales- policías, oficinistas, conductoras de metro y autobús y, sobre todo, obreras en las fábricas. En 1918 trabajaban en Gran Bretaña 1.300.000 mujeres más que antes de la guerra, 700.000 de ellas ocupando puestos laborales que habían pertenecido a hombres, y otro tanto ocurría en Francia y en Alemania. Sólo en Berlín y en la industria de uniformes militares trabajaban 25.000 obreras. En el campo, su trabajo fue vital para la supervivencia de todos. Su decisiva participación en la guerra constituyó un extraordinario avance en la lucha por la igualdad de derechos.
¡Alarma, gas!
El 22 de abril de 1915, durante la batalla de Ypres, la artillería alemana comenzó a disparar granadas que no reventaban las trincheras, sino que despedían un humo amarillento... Era cloro... Dos divisiones aliadas se dispersaron, pero los militares germanos, tan sorprendidos por el resultado como los aliados, no aprovecharon la sorpresa. Cinco meses después, también los británicos comenzaron a emplear gases. Y se sucedieron los venenos: fosgeno, difosgeno, cloropicrina, ácido cianídrico, gas mostaza... Eran lacrimógenos, quemaban la piel y los pulmones, actuaban sobre el sistema central, paralizaban a los combatientes... Y, con ellos, se generalizó el empleo de máscaras antigás entre los combatientes. Su importancia psicológica fue enorme, su utilidad militar, pequeña.
Tanques y aviones
Una de las innovaciones de la guerra fue el empleo de aviones. Poco antes hubiera sido inimaginable que Alemania pudiera bombardear Inglaterra y, sin embargo, llegaron a realizar incursiones con 33 aparatos... escaso número, de cualquier forma, cuando contaba con unos 4.000 aparatos. Había escasa confianza en la aviación, aunque prestó importantes servicios de información y se convirtió en una especie de caballería volante para perseguir al enemigo en retirada. El tanque lo inventaron los ingleses para superar el fuego de las ametralladoras alemanas y debe su nombre al secreto de los fabricantes, que pedían chapa para tanques de agua o combustible. Fueron importantes en 1os primeros momentos, pero pasada 1a sorpresa se revelaron lentos, voluminosos, torpes en los enjambres de embudos de los campos de batalla y muy vulnerables ante el fuego de la artillería.
Las trincheras
La característica militar más llamativa de la Gran Guerra fueron las trincheras. Los alemanes pensaron que sería una veloz guerra de movimientos: desde el 5 de agosto de 1914 al 6 de septiembre avanzaron desde la frontera belga hasta el Marne, 250 kilómetros victoriosos que ponían París a su alcance. Ahí se paró la carrera y comenzó el espanto de las trincheras: durante cuatro años, millones de hombres combatieron como topos sobre un territorio de menos de 50.000 kilómetros cuadrados.
Nunca antes ni después tan escasa porción de tierra fue regada por tanta sangre, golpeada por tanta metralla, cruzada por tantas trincheras... Los zapadores removieron más de 300 millones de metros cúbicos de tierra para excavar 200.000 kilómetros de trincheras... donde se enterraron cuatro millones de vidas.
Solar, D., “No se quiso la paz ¡A sangre y fuego!” en: “La aventura de la Historia”, número 69, 2004, Págs. 38 y 39.
La guerra psicológica
Las privaciones (hubo tal falta de alimentos que se recurrió al racionamiento) y los sufrimientos de una guerra tan dura y tan larga, provocaron un gran malestar que estalló en motines entre las tropas o huelgas en la retaguardia, sobre todo a partir del año 1917.
Los gobiernos recurrieron a diversos medios para mantener el espíritu de guerra y evitar la desmoralización o el estallido de una revolución popular: una fuerte censura sobre la prensa e incluso sobre la correspondencia de los soldados, la formación de gobiernos con representantes de todos los partidos políticos, la prohibición de huelgas o manifestaciones pacifistas, unas campañas de propaganda de exaltación nacionalista en la prensa, la radio o carteles publicitarios, una dura disciplina militar, etc.
El papel de la mujer.
La falta de mano de obra debido a que muchos obreros y campesinos fueron movilizados, obligó a recurrir al trabajo de la mujer. Además de movilizarlas para el frente en servicios de la Cruz Roja, entraron en las fábricas de armamento (munitionettes), en los transportes, en el trabajo del campo (Women's Land Army, en la Gran Bretaña), etc.
La guerra inició el cambio de viejas estructuras sociales por lo que la mujer consiguió una mayor responsabilidad en el trabajo y una mayor independencia. Esto dio una gran fuerza a los movimientos sufragistas (suffragettes) que obtuvieron importantes éxitos (derecho al voto de la mujer: en la URSS, 1917; en Gran Bretaña, 1918; en Alemania y Austria, 1919; en Bélgica, 1920…)
Tiempo 3 Ciencias Sociales, Editorial Vinvens Vives, pág,204
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